¿Cuándo me quieres, mujer? Siempre rezas mi presencia y anhelas mi estadía.
Pero sólo te quedas hasta sentirte vacía, hasta ya haberte vaciado de palabras, hasta dejarme en sordera.
¿Te importo yo, mujer? ¿Te importan mis inquietudes y mis suspiros, mis risas en lamentos?
Cosechas lo que siembras. Y sé cosecho sequía, pero yo estoy tranquila.
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