Ciertamente, ninguna colita se moverá como la tuya al vernos.
Con pinta tinta clara y lisa, con patitas demoledoras de piedras.
Y ojos centelleantes de travesura y cariño.
Que extraño sentirte cálido si no te mueves...
y tus ojos miran demasiado el horizonte,
extrañaré que me mires al rostro
esperando un toque.
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