13/12/10

monstruo

creación expresiva

Esta es la historia de un horrible monstruo que vivía en un bosque oculto en lo más profundo de la oscuridad. Todos los animales huían de él, y ¿cómo culparlos? Era tan horroroso.
Un día ella se dio el tiempo de observarlo y lo miró sin comprender; las personas cerca le gritaban a lo lejos para que corriera, pero ella ningún paso daba. Estaba confundida, ese monstruo, en realidad... no era un monstruo.
¿Acaso de esto es de lo que huyen? Pero si es tan solo una pobre criatura, que para cuidarse del rechazo se ha cubierto con el disfraz de indiferencia, de peligroso, y colgado el cartel de inaccesible y tenebrosa.
Ella compadecida del monstruo, decidió acercarse para hablarle, un poco temerosa por su reacción; pero su sorpresa fue grande cuando este se dejó acariciar y además le sonreía. Sobresaltada se alejó un paso.
Todo es tan extraño; esa sonrisa... me parece tan conocida. ¿Dónde la he visto? ¿De dónde la he visto? 
Yo la conozco.
Si... ya lo se.
Ahora comprendo todo, ya se donde he visto aquella sonrisa. Todos los días, en el espejo ante mí; y es que esa es mi cara y ese mi cuerpo. Son mi verdadero yo, el que he escondido por tanto tiempo en lo más recóndito de mí.
Lo había escondido porque era diferente, no creyó que la aceptarían, se creía rechazada sin lugar a objeción. Pero ahora que lo pensaba, ahora que ya sus años sumaban, comprendió que todo había sido un sin sentido.
Aceptaría a aquel monstruo dentro de ella; eso que la hacía diferente; ya no le importaba. Solo ser quien es.
Vivirían en conjunto su lado forjado y su yo diferente.
Su lado bestial.


*
Y tuvieron que pasar 18 años para llegar a acumular dentro de mí el valor necesario  para hoy ser quien realmente soy. 
Ya no me importa lo que los demás piensen. Por primera vez estoy comenzando a hacer lo que yo quiero. Lo que me nace, lo que se exterioriza y toma forma. 
Si nace, se hace.
Así de simple. 
Y quizás sorprendo ahora a los que tienen forjada una visión de mí, que siempre fue la auténtica, pero solo una mitad del entero, la correcta, la moral, la intachable. Tendrán que acostumbrarse, la cosa es simple.
Y no quiero reproches. Yo no opino de sus vidas.

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