13/5/12

lobo de la estepa


Yo te gusto - continuó ella-, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y de nuevo te he despertado. Pero quiero de ti más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estás agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, es parte de mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero, entérate bien, no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada de tí, Harry, estoy tan poco enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitas. Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reir, para aprender a vivir. Yo, en cambio, también te necesito a tí, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi última órden cuando estés enamorado de mí, y tú obedecerás, y ello será bueno para tí y para mí.”
Levantó un poco en la copa una de las orquídeas de color violeta oscuro, con sus fibras verdosas, inclinó su rostro un momento sobre ella y se quedó mirando fijamente la flor.
-No ha de ser cosa fácil, pero lo harás. Cumplirás mi mandato y me matarás. Eso es todo. No preguntes nada.
— Hermann Hesse - El lobo estepario. 

3 comentarios:

Aquí: