Aquel tema, siempre volviendo, siempre al acecho, aguardando cautelosamente el momento para salir a flote... para restregar la herida, la incomodidad, la culpabilidad. Aún cuando se tiene la esperanza de nunca más volver a tocarlo ni con el pensamiento... pero siempre está ahí... aparece; pareciera que nunca se esfumará, es como la mentira que persigue cuando sin querer de la nada se retoma un suceso en el que tergiversaste los hechos, y el cuerpo junto con la mente se colocan a la defensiva, intentando desviar la conversacion en otras direcciones.
¿No se supone que las cosas preciadas y frágiles necesitan un manejo más cuidadoso? Lo irónico es que no siempre se da. ¿Se dan cuenta que aquel tema no es un juego? Ya es suficiente, ya está superado, tuve que ser fuerte durante los días, fuerza contra el pánico, contra las verdades que de a poco eran reveladas. Cuestionando la vida, el valor de la propia vida, eso no es tarea de un niño... no a esa edad. No se culpa a nadie, de todas formas hay que estar agradecidos de poder respirar, de poder ver... y lo estoy.
Siempre creí que cuando algo se descomponía o dañaba, ya no había más que hacerle; pero no es así.
Nadie debería saber qué es el sufrimiento, nadie debería tener conocimiento alguno de aquello. Pero hoy podemos valorar los buenos momentos porque lamentablemente sabemos lo que cuestan, pero ¿podríamos valorarlos de no ser así? Probablemente no.
Estoy bien.
¿No se supone que las cosas preciadas y frágiles necesitan un manejo más cuidadoso? Lo irónico es que no siempre se da. ¿Se dan cuenta que aquel tema no es un juego? Ya es suficiente, ya está superado, tuve que ser fuerte durante los días, fuerza contra el pánico, contra las verdades que de a poco eran reveladas. Cuestionando la vida, el valor de la propia vida, eso no es tarea de un niño... no a esa edad. No se culpa a nadie, de todas formas hay que estar agradecidos de poder respirar, de poder ver... y lo estoy.
Siempre creí que cuando algo se descomponía o dañaba, ya no había más que hacerle; pero no es así.
Nadie debería saber qué es el sufrimiento, nadie debería tener conocimiento alguno de aquello. Pero hoy podemos valorar los buenos momentos porque lamentablemente sabemos lo que cuestan, pero ¿podríamos valorarlos de no ser así? Probablemente no.
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